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INGENIERO QUÍMICO HERWARTH RONALD MORALES CHUMACERO - CIP 74980.

Thursday, January 12, 2017

E l tren de la energía renovable en el que ya no estamos

El tren de la energía renovable en el que ya no estamos

La historia de las energías renovables en nuestro país está, a pesar de su corta vida, plagada de altibajos. Si bien el entonces presidente Zapatero anunciaba en el 2010 el objetivo de lacreación de un millón de puestos de trabajo vinculados al sector de la energía verde, tan sólo unos pocos años después, la caída de las ayudas públicas al sector, con carácter retroactivo, y una legislación regresiva, que tuvo su culminación en la reforma del sistema eléctrico del exministro Soria, han logrado paralizar el sector. Ahora, muchas de las empresas creadas al calor de las ayudas, que necesitaban de tales para alcanzar su punto de maduración, languidecen y mueren. Y las demandas de inversores nacionales y extranjeros se agolpan en los juzgados.

A día de hoy, se puede afirmar que la política de barra libre de Zapatero fue pésima, al conceder inversiones sin fin a cualquier proyecto de renovable, independientemente de su rentabilidad. Y que esta mala política se ha visto superada por el gobierno de Rajoy, que ha cortado radicalmente el grifo de las subvenciones y penalizado a todo lo que lleve el sello de renovable y autoconsumo. Tanto en un caso como en otro somos el conjunto del país los que pagaremos las consecuencias.

Esto se ve más claro cuando se observan los datos del informe “Energía renovable y empleo”, que elabora la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA). Según en mismo, el sector de las energías renovables está en pleno crecimiento, tanto es así que en 2015 el empleo en el sector creció un 5% con respecto a 2014, hasta alcanzar 8,1 millones de personas (9,4 millones de empleos si se tiene en cuenta la gran hidráulica). Y, además, la capacidad de generación eléctrica con energías renovables aumentó en 151.500 MW, hasta alcanzar 1.985.074 MW instalados.

Este crecimiento se produce a pesar de la crisis económica mundial, y mientras que el sector energético en su conjunto pierde puestos de trabajo. Entretanto, en este mismo periodo, en España se instalaron tan sólo 29 MW (19 fotovoltaicos, 0 eólicos, 0 termosolares, 6 hidráulicos y 4 de biomasa) de nueva capacidad renovable, hasta sumar los 51.749 MW y el número de empleos en el sector renovable se estancó en unos 70.000, cuando en 2008 se alcanzaron 136.163 empleos.

Por tanto, lo que esto significa es que, mientras que en el resto de países el sector goza de crecimiento y de una pujanza alentada por unas políticas que piensan en un largo plazo que va más allá de los cuatro años electorales de turno, en España andamos atascados tras la reforma eléctrica del 2014, que primó las medidas para conseguir la desaparición del déficit de tarifa y castigó duramente a las energías renovables haciéndole responsable del mismo.

Además del paso atrás de España, en estos años ha habido otro cambio sustancial: el creciente liderazgo chino en energía renovable instalada. La preocupación del gigante asiático por liderar el sector al tiempo que combate el frente de la contaminación ambiental (algo en lo que tradicionalmente se le ha acusado de cierta laxitud) no deja de ser sorprendente. Por ejemplo, en 2013, este país superó los kilovatios renovables instalados a los instalados de combustibles fósiles y energía nuclear. De hecho, recientemente el gobierno chino ha anunciado un plan de inversión de 345.000 millones de euros en proyectos de energías renovables hasta el 2020, con el fin de luchar contra la contaminación ambiental y el calentamiento global. Una de las primeras consecuencias sería la creación de 13 millones de empleos directos. Otra sería que, si el plan se cumple, para el 2050, la tercera parte de la energía consumida en China será de origen renovable.

Pero este país no es el único, Estados Unidos está apostando fuertemente por el sector, Alemania, Brasil, etc., hasta un total de 144 países, que ya tienen medidas para fomentar la implantación de energías verdes. De hecho, Estados Unidos, Trump mediante, ha elaborado un plan para que en el 2050 sólo las energías renovables tengan cabida en el país. Coches eléctricos, parques termosolares, eólicos, etc. buscarán la eliminación paulatina de combustibles fósiles, energía nuclear y hasta biodiesel. Según este plan los puestos de trabajo generados por las nuevas tecnologías compensarán sobradamente los eliminados, con la ventaja adicional de una reducción importante de cerca de 46.000 muertes relacionadas con la contaminación del aire que a su vez beneficiaría al sistema de salud; esto sin mencionar los ahorros en el consumo de energía que llegarían directamente a los bolsillos de las familias estadounidenses.

Mientras, España ha pasado de ser una referencia mundial en el sector a quedarnos paralizados y vernos superados cada vez por más países en capacidad instalada. Lo curioso del caso, que demuestra además que la paralización del sector tiene una explicación más política y legal, que económica y de capacitación, es que un buen puñado de los proyectos a nivel mundial que se están construyendo y poniendo en marcha tiene por detrás a empresas españolas, que han tenido que buscar sus oportunidades fuera.

Lo cierto es que, de continuar así, tendremos complicado asumir el compromiso adquirido con la Unión Europea para el 2020. Según este acuerdo, España se comprometió a que el 20% de la energía consumida sea de origen renovable. De hecho, el plan que presentó preveía un porcentaje del 20,8%, pero el hecho de que las decisiones del gobierno no parezcan indicar próximas construcciones de instalaciones y que las medidas legales estén afectando negativamente a las existentes, está afectando seriamente a la inversión, lo que hará que la producción de energía se resienta, y así difícilmente llegaremos al objetivo comprometido

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